Desde junio de este año 2011, quiero crear este rincón para dibujar una puerta mayor a esa sabiduría interior nuestra que todos poseemos. La PNL de tercera generación modela el trabajo de hipnosis de Milton Erikson, comprendiendo esas otras potentes formas de aprendizaje que de forma natural poseemos. Los cuentos tienen un inmenso potencial que nos lleva a grandes e importantes reflexiones útiles para nuestra vida. Léelos, contémplalos y háztelos sentir. Alguno, quizás, pueda construir tu norte personal.
Érase una vez Caperucita, su abuelita y el lobo feroz.
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
¿Zanahorias, huevo o café?
Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en otro. Coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía entonces... "Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa".
Tres personajes
Érase una vez Caperucita, su abuelita y el lobo feroz.
Un
día, viendo que las cosas no iban del todo bien, que llevaban unas vidas un
tanto ajetreadas y complicadas, y, sobre todo, que estaban cansados de vivir
siempre el mismo cuento, decidieron ir a ver a un buen coach. Al cabo de
unos meses de trabajo personal…
…
Caperucita decidió dejar de hablar con lobos seductores, manipuladores y
mentirosos que la engañaban y la hacían andar más de la cuenta por caminos
largos y complicados.
…
La abuelita decidió dejar de abrir la puerta a lobos que se hacían pasar por
tiernas niñas, aunque peludas y con la voz ronca. Decidió, además, dejar de
vivir en una casa aislada en medio del bosque y se compró un pisito en la
ciudad. También contrató a una asistenta para que la cuidase y le hiciera la
compra, a fin de evitar que su nieta tuviese que llevarle provisiones
atravesando un bosque lleno de lobos mentirosos y peligrosos. Porque la
abuelita, gracias a la buena fe de su hija y su nieta, había ido ahorrando con
el tiempo dinero de sobras para pagarse el pisito y la asistenta.
…
Y el lobo feroz decidió dejar de disfrazarse de abuelita y de meterse en camas
ajenas para cazar. Vio que era más fácil cazar conejos en el bosque que
complicarse la vida engañando a niñas y abuelas usando disfraces… Es decir,
decidió ser un lobo de verdad, un lobo auténtico..
Y entonces cositas muy pequeñitas empezaron a cambiar...El camello sin cuerda
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?

El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que sigue atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
Asamblea en la Carpintería
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre estaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en una precioso mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabajaba con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valioso. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza , la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos. Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos
La flexibilidad
El discípulo fue a visitar al maestro en el lecho de muerte.
- "Déjame en herencia un poco de tu sabiduría", le pidió.
El sabio abrió la boca y pidió al joven que se la mirara por dentro
- “¿Tengo lengua?”
- "Seguro", respondió el discípulo.
- "¿Y los dientes, tengo aún dientes?"
- "No", replicó el discípulo. "No veo los dientes."
- "¿Y sabes por qué la lengua dura más que los dientes? Porque es flexible. Los dientes, en cambio, se caen antes porque son duros e inflexibles. Así que acabas de aprender lo único que vale la pena aprender."
Bruno Ferrero
¿Zanahorias, huevo o café?
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?". "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?".
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!, pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua siendo fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua siendo frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
La paz perfecta
Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.
Muchos artistas lo intentaron. El Rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que elegir entre ellas.

La segunda pintura también tenia montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no reflejaba nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó el cuadro mas cuidadosamente, vió tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En ese arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua estaba sentado placidamente un pajarito en medio de su nido.
El Rey eligió esta pintura.
Las tres rejas
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:
-¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?, preguntó su discípulo.
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario…
-Ah ¡vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces…. –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
Lo que hace el miedo

Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo...
- Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?,- y le responde el rey: Dime soldado.
- ¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?
- Ve y mira tú mismo.- respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente... y, finalmente, descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado admirado sólo miro a su rey que le decía...
- Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgarse a abrir esta puerta.
¿Cuántas puertas dejamos de abrir puertas por el miedo de arriesgarnos?
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente
por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?.
por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?.
¿Cómo hago para convivir con mis problemas?
Un carpintero me había contratado para que le ayudase a reparar una vieja granja y ya habíamos terminado nuestro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había estropeado y había perdido más de una hora de trabajo en intentar arreglarla, por otro lado su viejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa en mi coche, el carpintero se sentó en silencio. Una vez llegamos a su casa, me invitó muy cordialmente a pasar a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo unos instantes frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando la puerta se abrió ocurrió una sorprendente transformación, su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su amada esposa.
Luego de compartir un refresco con ellos, el carpintero me acompaño a mi coche, y al pasar por el pequeño árbol, sentí la curiosidad de preguntarle acerca de lo que había hecho hacia unos instantes antes de entrar.
¡Oh! – Exclamo con determinación – Ése que ves allí es mi árbol de los problemas. Como sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, esto no significa que dichos problemas me los tenga que traer a casa. Lo que es seguro es que los problemas no pertenecen ni a mi casa, ni a mi esposa y mucho menos a mis pequeños hijos. Así que cada día que vuelvo, justo antes de entrar en casa cuelgo todos mis problemas en el árbol. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es – exclamo sonriente – que cuando salgo por la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

¡Oh! – Exclamo con determinación – Ése que ves allí es mi árbol de los problemas. Como sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, esto no significa que dichos problemas me los tenga que traer a casa. Lo que es seguro es que los problemas no pertenecen ni a mi casa, ni a mi esposa y mucho menos a mis pequeños hijos. Así que cada día que vuelvo, justo antes de entrar en casa cuelgo todos mis problemas en el árbol. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es – exclamo sonriente – que cuando salgo por la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
Ser y Parecer
Un hombre, que pasaba por delante de una tienda, vio que vendían allí dos loros encerrados en la misma jaula. Uno era mu bonito y cantaba estupendamente, mientras que el otro estaba en un estado lastimoso y mermanecía mudo. El primero valía cincuenta yens y el segundo tres mil.
El hombre, asombrado por la diferencia de precio, le dijo al comerciante:
- Imposible, señor -respondió el vendedor. No puedo vender los dos pájaros por separado.
- ¿Pero... por qué? ¿Cómo explica usted una semejante diferencia de precio? Pues el más feo cuesta infinitamente más que el más bonito y, además, no canta. Eso es absurdo.
-¡Ah, no se equivoque usted, señor! El loro que encuentra usted feo es el compositor.
Dos Lobos
Una mañana una vieja Cherokee le contó a su nieta sobre una batalla que ocurre en el interior de las personas.
Ella dijo: "Hija mía, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros".
Ella dijo: "Hija mía, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros".
"Uno es Malvado - Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego"
"El otro es Bueno - Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe"
La nieta meditó por un minuto y luego preguntó a su abuela: “¿Cual lobo gana?”
La vieja Cherokee le respondió: "Aquél al que tú alimentes."